sábado, 20 de marzo de 2010

Una propuesta

Hace un año a estas alturas estaba sin brete, y como consecuencia lógica tenía muchísimo tiempo libre que dediqué a varias cosas. Anduve muchísimo por San José centro y almorcé cada que pude en el Mercado Central.
Acostumbrado a comer siempre en una soda en específico esa vez la encontré llenísima, por lo que tuve que pasarme, por primera vez a otra soda, que queda justo al lado. La señora que en su momento me atendió estaba de malas y me atendió como si fuera el hijo que le había quizás ocasionado el enfado, en todo caso no le di tampoco mucha bola, comí, pagué y me fui.
Una semana después decidí volver a comer ahí, después de todo la comida estaba rica. Recuerdo que me senté y busqué con la vista a la misma señora a ver si me atendía; cuando la localicé le estaba haciendo un mal modo alguien en otra mesa, entonces decidí molestarla con lo que creo es la mejor forma de perturbar a la gente que pasa atendiendo a sus clientes con el ceño fruncido: una sonrisa en la cara y una leve exageración de cortesía y cordialidad. Funcionó. Le contesté su amargo "¿Qué le sirvo?" con una sonrisa y un "¿Cómo le va?". En su cara se dibujó un gesto de sorpresa, luego algo de pena y finalmente salió una sonrisa para contestar "Bien, ¿y usted?"
Esto lo escribo porque actualmente, unos dos sábados al mes alterno mis almuerzos de mercado entre las sodas conocidas, ya hace mucho de eso y he repetido la operación cada vez que llego a la soda en cuestión, incluso a veces sin percatarme siquiera. Hoy que volví a la segunda soda, la señora estaba atendiendo con un gesto más cordial a la gente. No digo que mi gesto le haya cambiado la costumbre de fruncir el ceño, ni mucho menos, no podría jamás atribuirme semejante hazaña, pero sí quería proponer en este post que molestemos a esta gente.
Muchas veces nos quejamos de los cajeros que nos atienden de mal modo en los bancos, de los choferes de bus que maltratan a la gente, de la poca paciencia de las meseras de los restaurantes o de los taxistas... Pero, ¿por qué no molestarlos? Hagámoslo con un poquito más de cortesía, con una sonrisa que les incomode, viviendo más tranquilamente nosotros y dejándolos a ellos con su bilis. Ojo, realmente no se trata de una propuesta inocente para hacer de este mundo un lugar mejor (aunque podría ayudar indirectamente), se trata de un acto más bien egoísta, es echarles en cara que nosotros podemos ser felices y andar contentos en la calle a pesar de personas como ellas.
La señora de la soda del mercado ahora cambia la expresión cuando me atiende. Yo me gané un poquito más de tranquilidad al comer y quien sabe... a lo mejor sí le cambié en algo la forma de acercarse a los nuevos clientes, no vaya a ser que le vuelvan a tirar a la cara una sonrisa amena cuando menos se lo espera.

2 comentarios:

Naty dijo...

q lindo post.

vieras esa es una de las enseñanzas que me ha dejado trabajar en este festivalito. el que pelea siempre pierde, y una sonrisa y una mirada tranquila, transparente y a los ojos, son una excelente manera de entrarle a alguien.

un abrazo caballero, un día de estos vamos al mercado a comernos alguito :) hace mucho q no voy y también tenía mis preferidos!!

Edward dijo...

Te voy a tomar la palabra con lo del mercado, nada más es cuestión de ponernos de acuerdo. :P

En cuanto a la gente... yo creo en tratar bien a las personas y hasta en evitar conflictos, que ojo, no es agachar la cabeza ante la gente que no sabe comportarse, tampoco hay que ser tan maje en esta vida :P
¡A cada quien lo que se merece!