lunes, 28 de diciembre de 2009
Esa manía de hacer repaso
jueves, 17 de diciembre de 2009
Meme sobre los regalos de Navidad
En el cine y en la vida
domingo, 13 de diciembre de 2009
Un post para comelibros
martes, 8 de diciembre de 2009
¿Tábula rasa?
jueves, 3 de diciembre de 2009
Si tan solo fuera posible vivir sin ruidos...
sábado, 14 de noviembre de 2009
Fragmento de "El pibe que arruinaba las fotos", de Hernán Casciari
martes, 10 de noviembre de 2009
Convenciones sociales para caminar por las aceras de San José
domingo, 1 de noviembre de 2009
"Amigo" (Parte 2 y final)
Continuación
31 de octubre, Paseo Colón, 6:20 p.m. aprox.
Unos segundos después me extendió no el puño sino la mano y se la dí, para ver si así me dejaba en paz, pero el tipo haló mi mano hacia él y no le vi intención de soltarme mientras me hablaba de nuevo:
-Compa, yo no lo voy a joder, si así fuera ya lo hubiera hecho y lo hubiera dejado ahí sentado, pero no…
En ese instante sentí un arranque de cólera y a la vez me quise reír, por la amenaza solapada. Pero no respondí en ninguno de esos sentidos.
-Suélteme mae…
-No ve que es feo que la gente que a uno lo conoció bien lo vea en la calle y le voltee la cara… o que le anden preguntando a uno qué le pasó…
-Mae, pero hay lugares donde lo pueden ayudar.
-No mae, eso es vara.
Una extraña sonrisa le comenzó a crecer muy lentamente en la cara, como un orgullo de saber algo que yo no sé. Obviamente, yo nunca he tenido que recurrir a pedir ayuda de ese tipo.
-Deje esa vara –le dije con un gesto dirigido a la botella -. Va a ver que por ahí puede empezar.
Para entonces me sorprendía a mi mismo hablando tan tranquilamente, como si fuera algo de todos los días toparse a alguien así en la calle. Todavía tenía mi mano sujeta y la apretaba un poco más.
-Suélteme mae.
-Mae tranqui, yo no le hago daño a nadie –repitió de nuevo -. Usted es amigo.
-Deme algo en serio, no ve que no me alcanza con las monedas.
-No puedo mae, no más.
Aflojó un poco la mano y aprovechó para quitarla.
-Yo le doy el iPhone, o el fierro –insistía él.
-No los quiero mae, no los ocupo –insistía yo.
-Usted no sabe…
-Yo sé lo que es andar sin plata, a mi me ha pasado.
-¿Todos los días?
La pregunta me desarmó un poco y de repente me encontré entonces mirando hacia mi lado izquierdo y descubriendo que una muchacha está recostada a unos quince metros de nosotros, algo asustada por tener que pasar frente a nuestra conversación y haciendo tiempo para ver qué hacer. Por un par de segundos en mi interior sentí algo parecido a un tonto orgullo que me dijo que había manejado bien la situación. No me considero un tipo valiente tampoco, pero nunca nadie me ha hecho enojar más allá de mi capacidad de disimular, y esta vez tampoco sucedía. Mientras tanto el sujeto delgado seguía hablando y repitiendo lo mismo, algo sobre no hacerle daño a nadie y necesitar un billete.
Cuando lo miré nuevamente a los ojos los encontré algo más vidriosos. Echó su cabeza ligeramente hacia atrás y volvió a sonreír con cierta jactancia.
-Bueno, ya me voy… -le dije volviendo a caminar.
-Mae, en serio… –me dice él a mi siguiéndome un paso más. Entonces me detuve de nuevo.
-…quiere que le pegue un fierrazo para que vea?
Esa fue la frase con la que di por terminada la conversación. Algo en mi interior me dio el consejo de no aguantar más, tendría que defenderme.
-¿Mae, me está amenazando? –le solté con algo de acidez. Los que me conocen bien saben que a veces puedo contestar como un completo amargado, aunque juro que no es adrede. Sin embargo, esta vez me sorprendió la respuesta:
-Eso es confianza –me dijo entonces el tipo, extendiéndome el puño para que se lo chocara nuevamente.
Lo hice.
Y se fue.
Me quedé solo tres segundos ahí, tratando de asimilar lo que acababa de pasar y descubrí que no había nada más que asimilar, que seguramente me había topado con un ladronzuelo que usó la táctica del buen tipo en el momento equivocado y en el sujeto erróneo, quizás le hubiese ido mejor con una simple amenaza o con algo más violento, porque insisto, no soy un tipo que inspire ni la más pequeña posibilidad de intimidación.
Claro que mis tontas suposiciones se fueron por el caño cuando solo unos segundos después volví a caminar y observo que por la calle pasaba un par de policías motorizados. Nunca sabré si el tipo vio venir a los policías a mi espalda y decidió dejar el asunto ahí. Supongo que así fue, aunque seguramente a mi ego le habría servido otra explicación, una que estuviera más relacionada con mi última respuesta.
-Camiseta verde y pantaloneta roja –le dije a otro policía unas cuadras más adelante, cuando este me preguntó por la apariencia del sujeto del que recién le acababa de hacer un breve comentario. Y es que mi política personal dice que una persona que puede hacerle daño a otra tiene que saber que en cualquier momento lleva todas las de perder. Después de todo… aquel muchacho no era de verdad mi amigo.
Lo más curioso de todo fue que, unos minutos después, mientras me disponía a subir al autobus camino a casa, metí la mano en mi bolsillo y descubrí que tenía más monedas de que andaba cuando salí del cine.
sábado, 31 de octubre de 2009
"Amigo" (Parte 1)
31 de octubre, Paseo Colón, 6:15 p.m. aprox.
La película de la Sala Garbo estuvo bien, nada realmente maravilloso esta vez pero al menos con la suficiente calidad para no salir decepcionado. Decidí caminar hasta el cajero de Torre Mercedes y a medio camino observé a una pareja en dirección contraria con la compañía de un tipo que los incomodaba, “una monedita o lo que tenga” me imaginé inmediatamente.
El trío pasó a mi lado y efectivamente confirmé mis sospechas, un joven delgado, sucio y algo impertinente buscaba ganarse algunas monedas con el timo del pobrecito. Desgraciadamente también confirmé mi segunda sospecha casi de inmediato, ante la negativa de la pareja y mi paso por ese lugar, el tipo decidió dejarlos y venir tras de mí, por lo que, previniendo una posible sorpresa volteé un par de pasos más adelante para “saludar” al nada grato sujeto, eso sí, sin detenerme del todo.
-¿Qué dice, compa? –lo saludo antes que diga nada.
-¿Todo bien, mi amigo? –respondió a modo de saludo.
Se acercó y me extendió el puño para que se lo chocara. Lo hice y continué caminando a su lado sin perder de vista ni uno solo de sus movimientos. Ví venir la típica solicitud de plata y esta llegó. Fácil de preveer.
-Compa, ¿no tiene alguito, viera que…?
-¿Qué fue mae? –le contesté entonces un poco hastiado de tener que oír a continuación una historia que supe de inmediato sería inventada y repetida de memoria varias docenas de veces esa noche. En su mano izquierda cargaba una botella de Big Cola y en la izquierda la colilla de un cigarro que apenas terminó lanzó al suelo.
-Diay usted sabe cómo es… –me dijo, como continuando la conversación.
-¿Anda bien portado mae o no? –le dije mientras cruza la calle a mi lado. Para entonces ya llevábamos media cuadra caminando.
-Me extraña amigo, yo no le hago daño a nadie.
-¿Cuánto ocupa?
-Diay sinceramente una librita, no ve que nada que me salen las cosas…
-Mae no, déjeme ver si ando menudo.
-¡Diay mae es que la vara está fea y qué va…! Deme un billete para ver si me acuerdo qué se siente tener uno.
-No, un billete no –le dije mientras sacaba de la bolsa pequeña del pantalón varias monedas y seguía pendiente de sus manos, que vacilaban entre gesticular algo o meterse en la bolsa derecha de su pantaloneta. Finalmente hizo esto último y aunque no me moví, mis alertas se encendieron. El joven delgado sacó un menudo y me hizo una extraña propuesta:
-Amigo, vea, deme un billete, yo le puedo dar este plata que ando ahí.
En mi mano había cuatrocientos colones, poco más o menos, y sobre esas monedas el joven dejó caer las monedas que se acababa de sacar de la bolsa.
-No mae, un billete no -le repetí.
-Es para no andarle haciendo daño a nadie compa, vea en serio. Ahí tengo un fierro pero yo no le hago daño a la gente –repitió su vez -. Un billete, primo. Se lo puedo dar, el fierro, para que se defienda.
-¿Para qué? No lo quiero mae.
Seguramente algo en mi cara evidenció entonces un poco de enojo y al mirarlo entonces cambió de estrategia, por otra igualmente absurda:
-¿Sabe qué tengo? Ahí yo tengo un iPhone, se lo puedo dar amigo, en serio.
-No lo necesito.
-Compa en serio.
-¿Qué anda en esa botella? –le dije cambiando el tema y atacándolo con una pregunta que fijo no esperaba.
-Coca.
-¿Seguro?
-Diay no, Centenario es lo que ando.
-¿Y para qué, mae? –le pregunté, reclamándole como le he reclamado muchas veces por otras cosas a mis hermanos menores en el pasado. De repente incluso me encontré sorprendiéndome por eso.
-Diay mae, no crea… agüeva que la gente lo trate mal a uno, que lo vea feo y no le dé nada.
-Mae pero usted está entero, puede bretear.
-No mae, no me dan brete, ya lo he intentado.
-¿Seguro?
-Mae, usted no sabe lo que es andar sin plata – me dijo levantando los ojos.
Le sostuve la mirada y descubrí entonces lo mucho que seguramente para ese momento le ha llegado ya el ron y cualquier otra cosa que andaba en su organismo. En ese momento me sentí seguro, siempre he pensado en que lo más importante en un caso de asalto son los reflejos del tipo que lo hace, y este flaco, aún siendo unos diez o cinco centímetros más alto que yo no resultaría problema si tuviera que defenderme en ese momento. Y no es que yo sea un tipo grande o robusto, muy por el contrario, carezco de ambas características.
Continuará
Fragilidad
Es sorprendente pensar en lo frágil que es nuestra existencia, nuestro destino, nuestras vidas al verlas unirse a las demás.
¿Cómo conociste tu alma, tu amor, a ese amigo que te ha salvado la vida, a ese consejero que te hizo acertar la decisión? Seguramente lo recordás bien, pero… ¿has pensado qué sería de tu vida si no tuvieras a esa persona a tu lado o no hubiera interferido en tu camino?
Es tan frágil el abrazo del mundo y su
paz, la promesa desde la tribuna y su
empeño por perdurar. Soberbio y resistente
es el grito del miedo anunciando el final y la
noche que escupen al cielo tantas chimeneas, los
disparos de nieve, el rugido de las bayonetas.
"Fragilidad", Ismael Serrano
domingo, 25 de octubre de 2009
La Carretera, de Cormac McCarthy
Personalmente creo que este libro (Pulitzer 2007) es la confirmación de que la mejor literatura es aquella que te hace sentir algo, bueno o malo, algo.
Lo que cuenta La Carretera despierta sensaciones de incomodidad en el lector, deprime y causa escalofríos en ocasiones, pero siempre nos deja pensando en las posibilidades de nuestro destino como especie y de nuestra capacidad como individuos para hacer lo que sea necesario con tal de buscar el beneficio de aquellas personas a las que amamos.
Un hombre y su hijo caminan por una carretera con rumbo al mar. Buscando a “gente buena” como ellos y evitando a “los malos”. Cada noche luchan contra el frío y se esconden donde mejor pueden, tratando de paso de encontrar qué comer y continuar sobreviviendo. Es así de simple. En este caso lo simple es extraordinario.
Las carencias, el ambiente hostil, la violencia humana y el gris de la ceniza llenan el libro de principio a fin. La narrativa de Cormac McCarthy nos dificulta encontrar un punto donde detenerse a dejar la lectura para después, algo sorprendente en una historia que no tiene grandes escenas de acción.
sábado, 17 de octubre de 2009
Contradicciones de todos los días
miércoles, 14 de octubre de 2009
Con la herida aún tibia
jueves, 8 de octubre de 2009
El hombre que tomaba aspirinas
Continuará...
lunes, 5 de octubre de 2009
jueves, 1 de octubre de 2009
Civilizaciones en choques permanentes
sábado, 26 de septiembre de 2009
Un momento, una persona, un recuerdo, una pregunta, una imagen
Lunes
El bus de Curri se iba llenando cada vez más, la gente comenzó a hacer fila de pie, tomándose de las barras.
-¡Diay! ¿Compró los dos asientos? –le gritó desde atrás del bus una mujer a otra, que iba sentada en los asientos delanteros, con una gran bolsa sentada como única acompañante.
-¿A usted qué le importa? Yo lo pago si quiero. Si quiere pleito para eso está la calle.
-Pobrecita, está muy viejita, sería como pegarle a mi mamá.
Y así varias veces, mientras el chofer y los demás pasajeros solo atinábamos a mirarnos con cara de incredulidad, ese morbo por lo ajeno y algunas sonrisas algo burlonas por la escena. Al final creo que no pasó a más el asunto, pero no estoy seguro, porque el bus llegó a mi parada.
Don Álvaro se nos fue una mañana de sábado. Este martes 22 son ya dos años y de repente me doy cuenta de lo rápido que pasa el tiempo.
En mi primer trabajo en una agencia de publicidad hice muchos amigos. Pero definitivamente a los que recuerdo con mayor estima es a los mejengueros, Beto, Tavo, Monry, Walter y alguno que otro invitado adicional. Trabajábamos en un edificio frente a la Sabana, por eso solo teníamos que cruzar la pista para comenzar un partidito de mediodía y, como siempre nos faltaba uno, Beto invitaba a Nino, su hijo de diez u once años. A Nino se le notaba que lo suyo iba a ser el fútbol, cada vez que llegaba a la agencia lo hacía con una bola bajo el brazo y en los pies, era como Oliver Atom cuando decía “el balón es mi amigo”.
Esta nueva serie se centra en Mark Benford (Joseph Fiennes), un agente del FBI que cae inconciente en medio de una persecución policial de autos en las calles de Los Ángeles. Cuando despierta, lo hace en medio de un desastre global y descubre que el mundo entero estuvo inconciente al mismo tiempo, durante 2 minutos y 17 segundos. El punto importante es que Mark y todos los demás en el mundo no solamente se desvanecieron, sino que durante ese lapso de tiempo tuvieron una visión de cómo será su propia vida al cabo de 6 meses, en la fecha del 29 de abril de 2010.
Creo que hay pocas cosas tan buenas para el desarrollo personal como sentir envidia de la buena, de esa que te impulsa a volver a tus proyectos y tratar d mejorarlos y llevarlos a un mejor nivel. Personalmente me pasa cuando encuentro una idea poderosa detrás de un gran comercial publicitario, un libro que al terminar me deja nostálgico y queriendo leer más, una película que me cuestiona cosas o un cómic que resulta ser más profundo de lo que pensaba. Todo esto porque uno siempre sueña con hacer ese próximo gran comercial o contar la siguiente historia que resuene exitosamente en la gente.
Hoy me pasó con la fotografía:
www.smashingmagazine.com/2009/09/25/beautiful-examples-of-kinetic-photography/
jueves, 24 de septiembre de 2009
Cactustus a colores!
miércoles, 16 de septiembre de 2009
Cocodrilo Astronauta
A través del grueso cristal de su casco, Mateo observaba a su compañera flotando en la gravedad cero del espacio.
-Es increíble lo hermosa que es –pensaba para sus adentros -. No puedo creer que la mujer más inteligente que conozco sea también la más hermosa.
Ana se aproximaba a la antena de comunicaciones, lentamente y sin aparentar prisa, de todas formas la reparación iba a tomar su tiempo. Al llegar y sujetarse a la base metálica no pudo evitar voltear la mirada hacia la escotilla por donde acababa de salir su compañero.
-Italianito guapo –pensó -. Es curioso que siempre los inteligentes sean feos… aunque Mateo prueba la excepción a la regla.
Sonrió y se concentró en iniciar la reparación. Se trataba de un sencillo pero tedioso girar de manecillas que apretaban uno de los brazos de la antena, debilitado por una reciente lluvia de pequeños asteroides.
martes, 15 de septiembre de 2009
Fragmento de "Memorias"
martes, 8 de septiembre de 2009
De Borges
Esto simplemente me dejó encantado, quería compartirlo:
lunes, 31 de agosto de 2009
Desempolvando un cuento corto en cómic. Parte 2
Esta es la segunda página (de unas 13 aproximadamente). La verdad se me ha hecho un proyecto emocionante! Queremos que el Rey Mono de la leyenda china tenga un nuevo tratamiento, meterlo en historias cortas, entretenidas... y por supuesto llenas de batallas donde probar su fuerza, que es lo que más le gusta.
sábado, 29 de agosto de 2009
Desempolvando un cuento corto en cómic. Parte 1
Un día de estos me llamó mi amigo Germán y me dijo que teníamos que retomar un proyecto que pusimos en "stand by" desde hace mucho (como el tercer 'stand by', por cierto) y la verdad es que sacar este par de páginas de nuevo me trajo la ilusión de que finalmente podamos terminarlo (son como 15). Se trata de una historia escrita por mí y en la que él agrega su arte. Para ponerlas en grande posteo una página hoy y la segunda prontico (es que odio los post alargados! jejeje).