miércoles, 10 de marzo de 2010

Burocracia

Sacó de la bolsa interna de su chaqueta ambos documentos y los colocó en el mostrador mientras el empleado de gobierno sacaba de una gaveta una especie de libro de actas. Buscó una página en específico y comenzó a examinar un listado, tratando de encontrar en este el código del proyecto de investigación señalado en el fax. Una vez que lo hizo tomó los documentos del detective y luego de examinarlos durante un par de segundos volvió al sujeto que tenía delante, de arriba abajo otra vez. Por un momento Oliver se sintió como una estatua siendo observada por su escultor, cuando este recién la termina y busca imperfecciones que corregir. Ese pensamiento le trajo una pequeña sonrisa a los labios, que el burócrata interpretó de otra forma, retirando entonces sus ojos del detective. El librito de permiso de trabajo recibió el primer sello de la mañana.

-Gracias, tenga muy buenos días –le dijo Oliver al alejarse de aquel mostrador.

-Con gusto –le contestó a secas el burócrata.

-Pie derecho para comenzar –volvió a murmurar para sí mismo el detective.

Tres horas después, con cuatro sellos en su libreta de permiso de trabajo se dirigió a la última estación de su vía crucis personal.

-Buenos días –le dijo con poco ánimo a la mujer que le recibió tras el mostrador de turno.

-Hola, buenos días –le sonrió de vuelta ella.

-Vengo por el sello final de aprobación –le comentó extendiéndole la libreta. Ella la tomó con la misma sonrisa en su boca y luego levantó la vista.

-Permítame sólo un minuto, ya vuelvo.

Se retiró hacia alguna parte trasera de la oficina y volvió un par de minutos después, trayendo con ella un sello oficial, un poco más pequeño que los demás ya impresos en aquellas hojas. Por un instante Oliver estuvo tentado a hacerle conversación, pero algo dentro de él le hizo callar.

-Listo –le sonrió ella -. Todo listo para comenzar, detective Dobles.

-Muy amable, buenos días.

Entonces se retiró del mostrador pensando en todo menos su trabajo. Por su cabeza pasaban frases rebuscadas, excusas tontas para iniciar una conversación, para extender el diálogo, todas las opciones cuyo uso acababa de desechar. Sonrió, aunque no supo por qué.


Este es otro fragmentito de la novela en proceso y que ahora estoy considerando no dejarla en el formato literario "normal". Originalmente la idea era crearla como una novela gráfica. Creo que podría considerar trabajarla de nuevo en esa forma. 

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