miércoles, 31 de marzo de 2010

460 gramos

Hoy descubrí que el proceso para donar sangre es bastante simple. Entrás, llenás un formulario, te pesan, te ve un médico general que pregunta varias cosas y te toma la presión. Luego te pasan a una sala grande donde la gente que está ya donando está sentada en unos sillones muy cómodos, mientras algunas otras personas esperan su turno; allí te punzan un dedo para hacerte la prueba de conteo de glóbulos rojos y te sentás vos también a esperar.
Cuando te llaman te sentás en los sillones (¿ya dije que eran muy cómodos?), te meten una agujita en el brazo y listo, la máquina hace casi todo el trabajo mientras vos te comés un confite.
Aproximadamente unos cinco minutos después te desconectan y que te quedás ahí mismo; otros cinco minutos después te llevan una bolsita con galletas y un jugo.
Salís pesando alrededor de 460 gramos menos, recogés tu carné de Donador Voluntario y listo, hay solo un par de pequeñas restricciones pero resulta bastante sencillo seguirlas.

Uno de los propósitos ya está cumplido, pero espero repetirlo al menos dos veces al año, realmente la experiencia y la sensación de estar ayudando a alguien que en el futuro lo necesitará es muy satisfactorio.

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