miércoles, 8 de junio de 2011

De enamoramientos y enamoramientos

Salgo de casa y una vecina camina en pijama en busca del pan de la mañana. Su cabello alborotado le da una belleza única, que combina perfectamente con la sonrisa del "buenos días".
Continúo hacia la parada de autobús y la puerta de enfrente de una casa cualquiera se abre para dejar salir a una mujer recién bañada y perfumada, como dispuesta a comerse el mundo con su belleza y caminar resuelto.
En el bus mi lectura es interrumpida por una carcajada que contagia. Sí, se trata de una hermosa mujer en medio de una charla con sus amigas.
El recorrido por el bulevar de Avenida Central es un ir y venir de miradas, atrapadas por otros ojos, otros labios y otros cuerpos femeninos llenos de esa belleza única.

Lo admito, cada día disfruto de varios enamoramientos fugaces, gracias al conjunto de armonías que la naturaleza o Dios pusieron en un solo cuerpo, el femenino.