sábado, 6 de noviembre de 2010

El despegue

El día de la partida amaneció nublado. Algunos científicos vieron aquel blanco cielo como una amenaza al despegue, otros menos optimistas lo vieron como un mal presagio. Nosotros seguimos trabajando en poner a punto cada uno de los detalles del inicio de nuestra travesía y una vez abordo sólo tuvimos que esperar por algunas horas de buen clima. Y al fin se dio, cerca de la mitad de nuestro día las nubes se abrieron lo suficiente para recibir la aprobación.

Nuestra nave despegó horizontalmente, tomando velocidad para elevarse justo como lo haría cualquier avión comercial terrestre. Una vez estabilizado en vuelo fue alcanzado por una pequeña nave preparada que le suministró una recarga de combustible, el necesario para completar la siguiente fase de la puesta en órbita. Una ves terminado este proceso los instrumentos internos nos indicaron que los sistemas estaba preparados y Al-Norrin solicitó las últimas instrucciones a nuestra base, al recibirlas unos minutos después nos miró con una sonrisa en su rostro… “Vamos hacia las estrellas… es tiempo” fueron sus palabras. Le respondí con una risa nerviosa y luego miré a Lina-Bei, su mirada estaba en el espacio azul que se abría adelante y arriba, como tratando de adivinar lo que nos esperaba allí; entonces sintió mis ojos y me miró, su sonrisa tan llena de paz nos contagió a ambos hombres y fue el impulso necesario para encender los cohetes principales, que nos empujaron hacia el respaldar de los asientos y nos sacaron poco a poco de la atmósfera en medio de temblores y crujidos de la nave, era como si de repente no fuera capaz de soportar la presión de la gravedad que la halaba hacia abajo. De entre nosotros, sólo Al-Norrin había experimentado esa sensación, y aunque la confianza que teníamos en él era completa, nunca pudimos desprendernos del temor a la muerte.

De repente algunas cosas comenzaron a flotar en la cabina, entonces supimos que estábamos a salvo, en ese mismo instante los motores bajaron su intensidad y entramos en órbita. Los estudiosos de físicas y del comportamiento de las fuerzas universales debían estar realmente orgullosos en este momento, su misión comenzaba siendo un éxito, el primer paso estaba completado, habíamos escapado del interior de nuestro planeta.

Nuevo fragmento de la novela en proceso. Ya falta poquito, poquito.

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