sábado, 17 de septiembre de 2011

Algunas notas sueltas

El amor por el cine es lo que me hace seguir yendo a disfrutar las películas en la pantalla grande, pero entrar a una sala y tener que lidiar con las tonteritas de un grupo de adolescentes en la fila de atrás es simplemente una prueba de paciencia. Afortunadamente ayer la pude superar.

Buscar títulos y autores interesante en una compra y venta de libros es de esas cosas que me encanta hacer cada vez que puedo. Por eso me dio tanto gusto darme cuenta que ya solo tenía un libro haciendo cola en mi mesita de noche, lo único que podía significar es que era hora de hacer revisión interna en el apartamento y seleccionar un grupo de libros de los cuales desprenderme. Finalmente uno siempre cambia una cantidad de libros mayor que los que trae de regreso a casa, pero la emoción de tener nuevos títulos vale la pena.

Sacar un día para comprar ropa de verdad que no va conmigo. Las veces que me ha resultado más satisfactorio comprarme ropa han sido inesperadas aunque no necesariamente compras de impulso. Si algo bueno tenemos los hombres (y por favor perdónenme sí sueno machista acá) es esa sencillez para evaluar un rápido proceso: "me gusta-me funciona-lo puedo pagar-me lo llevo".

Sigo enamorándome todos los días y eso me gusta, no hay día que pase que no me sonría el alma al sostener una mirada femenina en la calle. ¿Quién sabe? En algún momento podría encontrarme a mi propia Marion Cotillard.

Contar historias es lo mejor del mundo. Cuando uno finalmente logra sentarse con disciplina y terminar un texto del cual estar orgulloso se encuentra con una sensación única.

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