martes, 1 de junio de 2010

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Anoche me bajé del bus en Sabana Sur y la reunión era en Sabana Norte.
Aquella frase que dice que la distancia más corta entre dos puntos es una línea recta parecía una necedad cuando esta línea te hace cruzar todo el Parque La Sabana de noche. Lo cierto es que lo hice. Quizás por pereza, quizás por despreocupación, quizás por valentía... o quizás por estupidez...
Lo curioso es que mientras lo hacía no pensaba tanto en el peligro de la oscuridad de las 6:30 p.m. en medio de ese lugar, ni tampoco en la poca gente que me encontraba en el "camino", ni la posibilidad de un asalto. Mientras caminaba por ahí solo venían a mi cabeza las imágenes de infancia, mientras jugábamos escondido en un barrio de Turrialba, incluso cercano a cafetales en los que sí, nos escondíamos también de noche.
De ahí la mente me llevó a despertar un poquito de nostalgia por los tiempos perdidos, por la inocencia que nos abandona en algún momento de nuestras vidas y por la tranquilidad con la que vivíamos hace un poco más de un par de décadas.


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