sábado, 25 de julio de 2009

Éxodos: Madre Guerra

Como si se tratara de una labor cotidiana, aquel tipo tomó el quieto bulto que era Michel y lo cargó en hombros, camino al auxilio. El rescatado, casi inconsciente, ni siquiera pudo percatarse que la mitad de su ser físico se estaba quedando atrás, solamente para ser devorada por los perros enemigos que los perseguían a unos cientos de metros.

Emanuel corría como impulsado por algún suceso natural, más que la batalla misma, una más de las tantas que habían librado en esa guerra de pesadilla que soñaban cada día, con ojos abiertos y cerrados. Tropezó un par de veces contra algunos cuerpos inmóviles del suelo, objetos que para él podían ser cualquier cosa: brazos, piernas, troncos, armas, cascos, botas... al no poder verlos, en su frenética huída.

De improviso detuvo su carrera. Había perdido por completo el sentido de la orientación y ahora estaba rodeado de una extraña oscuridad purpúrea. Es esta zona del bosque los árboles crecían retorcidos, eran siniestras siluetas que aparentaban sufrir ante las últimas luces de un atardecer.

Recordando proyectos pendientes. Fragmento del guión literario que generó "Madre Guerra" (ilustrado por Mario Espinoza), uno de los relatos en cómic del proyecto "Éxodos".

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