domingo, 13 de febrero de 2011

Cuando a uno le toca, ¡le toca!

Al llegar a la terminal de buses fui a comprar el tiquete para el que salía a las cinco de la tarde. Tenía unos treinta minutos de espera por delante así que crucé la calle para comprarme algo de comer en la musmanni (en minúscula para no hacerle mucha publicidad). Ya con el bocadillo y la bandeja en las manos salí a buscar una mesita vacía, que solo encontré en el extremo más lejano de esa área. Sin embargo, al llegar a esta me di cuenta que alguna de las palomas que tanto frecuentan el lugar había dejado... digamos que un regalito producto de su proceso digestivo. Obviamente preferí no sentarme ahí y salí para buscar otro lugar y me instalé en un sitio bastante frecuentado por quienes normalmente esperamos ahí, un pretil ubicado frente a la salida de los buses. Me quité el salveque de la espalda, recosté a un lado la maletita de la cámara y me dediqué a comer a gusto. Solo bastaron unos tres minutos para sentir un ligero golpe (algo líquido, eso sí) en el centro de la espalda. Lo supe al instante, miré hacia arriba y el ave responsable voló casi al mismo tiempo. Fue como si me dijera: "¿Ah no quisiste sentarte en la mesa donde te dejé un regalito? ¡Pues tomá, llevátelo puesto!"

3 comentarios:

Gi dijo...

Jajajaja q salado Ed!! Sí, cuando a uno le toca, le toca y bien fuerte.

Viendo el lado positivo, pudo ser una señal de buena suerte, bueno eso decian en Bajo el Sol de Toscana :P

*°·.¸¸.° Heidy °·.¸¸.°* dijo...

Al que no quiere caldo, dos tazas jejeje.

Vida en Rojo me quitó las palabras de los dedos con lo de Bajo el Sol de Toscana!

Saluditos

Edward dijo...

Jajaja, gracias a las dos! Tienen razón. También lo veo como la cuota de mala suerte de la semana, significa que en adelante estos días son súper positivos! :P