martes, 18 de agosto de 2009

Prestar un libro


Siempre he creído (y oído) que prestar un libro es hacerse a la idea de perderlo. Sí, lo digo por experiencia, me ha pasado varias veces. Supongo que las causas son tantas como lectores hay, pero de las que desgraciadamente he sido parte (parte afectada, por cierto), la más constante ha sido marcada por el famoso "ya lo comencé, pero estos días no he leído, dame chance" y es como un reflejo de la decidia de la gente por leer obras completas. Digo, todos nos brincamos alguna parte del Quijote, sufrimos leyendo "María" y nos tuvimos que aprender de memoria los personajes de "En una silla de ruedas" (sorry, estos dos últimos fueron traumáticos para mí). 
El punto es que a veces terminar un libro que no emociona es simplemente difícil, es todo. Lo malo es que no lo admitamos frente a quien nos lo prestó, sea por pena o por lo que sea... somos unos mentirosos, nos parece mejor ser lerdos leyendo a ser incultos que no se interesan por "instruirse".

Y bueno, todo esto porque hace poco más de una semana cometí la imprudencia de pedirle un libro a un amigo. Era "La resistencia" de Sabato, y tengo que confesar que no me pude aguantar las ganas de pedírselo mientras lo metía en mi salveque, incluso antes de su permiso. Claro, al pobre, que es un caballero no le quedó de otra que acceder con cierto recelo, incluso con la recomendación de que por favor se lo cuidara porque era un libro muy valioso para él. En ese momento estuve a punto de devolverlo al estante pero entendí que sería una afrenta peor para él, entonces... me lo llevé a casa, para que hiciera fila detrás de "Los Sueños" de Quevedo.

Hoy vi a mi amigo y muy amablemente me dijo que iba a tener que pedirme el libro porque lo ocupaba para algo en específico (alguien interrumpió la conversa en ese momento y no me pudo contar); pero sinceramente creo que fue su manera de decirme "sorry, mejor no te lo presto". Lo tranquilicé diciéndole que ya lo había comenzado (odié a Quevedo, sépase) y que se lo podía dar ya el lunes próximo, con lo que creo quedó más tranquilo. Digo, velocidad para leer no garantiza devolución del libro prestado, pero ofrece alivio, al menos para él... en este caso. 

Yo por mi parte espero terminarlo cuanto antes para que lo que no me pasa a mi nunca... le pase a él una vez.

3 comentarios:

*°·.¸¸.° Heidy °·.¸¸.°* dijo...

yo preste un libro a una amiga y me lo devolvió como 1 año Despues, y me dijo que no había tenido tiempo de leerlo (no tuvo tiempo en el lapso de 365 aprox??

Mi mamá prestó un libro mío, y nunca volvió a mis manos...

saludos!

Michelle dijo...

Don Ed, totalmente identificada. Hace mucho tiempo presté un libro (a Hamlet, por cierto) y esta es la hora que no me lo ha devuelto. En fin, terminé comprándomelo de nuevo. Jejeje.

Y bueno, Sábato es un éxito. Uno de mis favoritos junto con Saramago.

Saluditos!

Nane dijo...

Jaja de lo que hablábamos el otro día... :oP ves q los temas circulan entre los círculos de amigos...