jueves, 13 de enero de 2011

Clint Eastwood cocina a fuego lento

Más allá de la vida (Hereafter, en su título original en inglés) es la más reciente película del reconocido director Clint Eastwood. Y como lo ha hecho desde hace mucho tiempo, no decepciona. Personalmente quiero rescatar de la película en sí la capacidad de su director para mostrarnos que una historia sencilla puede estar llena de grandes momentos y nos puede llenar de grandes emociones.
Aunque el Oscar le llegó mucho antes con Unforgiven, creo que Eastwood logró madurar su mano de director con Mystic River (gran casting, por cierto) y de ahí en adelante ha sabido crear historias emocionantes y llenas de sentimientos cuya trama va cocinándose muy lentamente, para beneficio de quienes gustamos de este tipo de paciencia cinematográfica. Ha logrado contar historias de tipo tan diverso como muy pocos directores se atreven a hacerlo, desde la dupla de películas bélicas que cuentan la batalla de Iwojima hasta los últimos días en la vida de un viejo huraño en medio de un barrio que ya no es el que solía ser, pasando por películas sobre temas deportivos y hasta rozando el género histórico con personajes que de verdad existieron, Mandela por ejemplo. Es como si Clint, aún a sus casi 80 años aprendiera cada vez que hace una película. Y lo hace: aprende y se atreve. Esta vez su cine entró al subgénero de lo sobrenatural, incluso utilizando efectos especiales de última tecnología, para que podamos ver la recreación del tsunami que golpeó Asia hace unos años desde una perspectiva de testigo que resulta absolutamente poderosa.
Hereafter resulta ser una obra diferente; es más, algunos críticos estadounidenses la han catalogado como "la más europea" de las películas de este gran director, yo en lo personal consideraría eso un halago. Quizás no se trata de su mejor película (Unforgiven, Million Dollar Baby, Letters from Iwojima y Gran Torino pusieron el listón muy arriba), pero esta reciente creación mantiene un estándar de calidad lo suficientemente alto para disfrutar de cine hecho con el trabajo de un artesano que sabe hacer su obra. Cocinada a fuego lento, atrayente, pulida, redonda, simple... correcta. La película es una clase de cómo hacer buen cine sin estrés, como el mismo suele decir: "ya lo hicimos bien hasta acá, no lo arruinemos poniéndonos a pensar". Por ahora, solo queda esperar su próxima producción J.Edgar, un biopic de la vida de uno de los personajes más polémicos del siglo XX en la historia estadounidense, Edgar Hoover.

2 comentarios:

*°·.¸¸.° Heidy °·.¸¸.°* dijo...

Tengo muchísimas ganas de verla. Parece increíble que ese señor ya cuente con 80 años y siga haciendo buen cine! Muchos cineastas deberían aprender de el!

Saluditos

Edward dijo...

Lo mejor de todo es que se puede aprender mucho de su cine. ¡Gracias por los comentarios!